¿Qué pasa en el cerebro de los niños cuando se les grita?

Escrito por John Macara

Psicólogo conductual y experto en relaciones de familia 

Los niños que son expuestos a gritos en la casa o en el entorno escolar tienen un mayor riesgo de desarrollar problemas de conducta, de acuerdo a un estudio publicado en la revista » Pediatrics «. El estudio halló que el 33 por ciento de los niños que fueron expuestos a gritos en la casa, y el 26 por ciento de aquellos que fueron expuestos a gritos en el entorno escolar, desarrollaron problemas de conducta, en comparación con el 18 por ciento de los niños que no fueron expuestos a gritos en ninguno de estos dos entornos.
Los niños pueden experimentar una gran cantidad de emociones cuando se les grita, incluyendo ansiedad, ira, vergüenza y miedo. Según la Asociación de Psicología Americana, el cerebro de un niño puede responder al estrés con un aumento en la actividad en el sistema nervioso simpático, lo que puede resultar en un aumento de la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la respuesta de las glándulas sudoríparas.

¿Qué pasa por la mente de un niño cuando le gritas?

Cuando un adulto le grita a un niño, lo que pasa por la mente de éste es que se siente amenazado, inseguro y asustado. El niño no entiende por qué el adulto está actuando de esa manera y se pregunta si puede confiar en él. Además, el niño interpreta el grito como una señal de que está haciendo algo mal y se siente culpable.

¿Cómo se siente un niño cuando le gritan?

Los niños no saben qué es lo que les está pasando cuando les gritan. No saben si eso es bueno o malo. Lo único que saben es que sienten miedo.

¿Qué debo hacer para no gritar a mis hijos?

No gritar a los hijos es una de las principales recomendaciones de los expertos en crianza, ya que esto puede generarles angustia, estrés y, en algunos casos, problemas de conducta. En lugar de gritarles, es mejor hablarles con voz firme y clara, explicándoles cuál es el comportamiento que esperamos de ellos. También es importante establecer límites y consecuencias para que sepan qué pueden y no pueden hacer. Asimismo, es fundamental demostrar afecto y cariño, ya que esto ayuda a construir una relación sólida y positiva con nuestros hijos.

Los niños que son gritados tienen una mayor probabilidad de desarrollar problemas de conducta, de salud mental y de relaciones sociales. Además, tienen un mayor riesgo de convertirse en adultos que gritan a sus propios hijos.
Cuando se les grita a los niños, se activa el sistema de respuesta de lucha o huída en el cerebro. Este sistema envía señales a las glándulas suprarrenales para que liberen adrenalina y cortisol, que aumentan la frecuencia cardiaca y la presión arterial. También activa el sistema nervioso simpático, que causa un aumento de la actividad en el cuerpo. La adrenalina y el cortisol pueden causar nerviosismo, inquietud e irritabilidad en los niños.