¿Donde dice la Biblia que hay que corregir a los hijos?

Escrito por John Macara

Psicólogo conductual y experto en relaciones de familia 

En el Antiguo Testamento se menciona la corrección de los hijos como una responsabilidad de los padres. Deuteronomio 6:6-7 dice: «Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán en tu corazón. y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando estés en tu casa, y cuando andes por el camino, y cuando te acuestes, y cuando te levantes.»

En el Nuevo Testamento, la Palabra de Dios nos dice que es mejor corregir a los hijos en privado (Efesios 6:4). Los padres deben enseñar a sus hijos a obedecer a Dios, a amar a sus padres y a otros, y a ser honestos y justos (Efesios 6:1-3).
«No te amargues, no te enojes con tu hijo, no lo castigues cuando lo corrijas; porque el Señor lo castigará a su debido tiempo. No lo entristezcas cuando lo disciplinas, porque el Señor se complace en él.» (Proverbios 3:11-12)

¿Cómo se corrige un hijo según la Biblia?

Los padres cristianos tienen la responsabilidad de corregir a sus hijos según la Biblia. La Biblia enseña que los padres deben enseñar a sus hijos a obedecer a Dios, a amar a Dios y a amar a sus semejantes. Además, en la disciplina, es esencial considerar lo que dice la Biblia sobre los hijos rebeldes y aplicar la corrección de manera que fomente el crecimiento y la rectitud en sus corazones.

La corrección de los hijos en la Biblia va más allá de simplemente castigar; se trata de un proceso educativo y amoroso que incluye establecer límites claros y consecuencias, pero siempre con el propósito de guiarlos hacia el camino correcto. La Biblia dice que los padres deben corregir a sus hijos con amor y respeto, y esta corrección debe ser oportuna y adecuada a cada situación.

¿Qué hacer con los hijos rebeldes según la Biblia?

Los hijos rebeldes pueden ser un reto para los padres, pero la Biblia ofrece consejos útiles para manejarlos. En primer lugar, es importante que los padres estén enfocados en el ejemplo que dan. Si los padres se enojan constantemente y no respetan a las autoridades, es poco probable que sus hijos se porten bien. La sabiduría divina nos orienta sobre qué dice la Biblia sobre los hijos rebeldes, enfatizando la paciencia, el amor incondicional y la guía firme basada en principios cristianos.

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En segundo lugar, es crucial que los padres hablen con sus hijos acerca de sus expectativas y lo que esperan de ellos. Es igualmente importante que los padres escuchen a sus hijos y que estén dispuestos a dialogar. Establecer límites y consecuencias razonables cuando los hijos incumplan las reglas es necesario. Por último, es importante orar por los hijos rebeldes y pedirle a Dios que los ayude a cambiar.

¿Qué dice en Proverbios 13 24?

Proverbios 13:24 subraya la importancia de la disciplina en la crianza: «El que detiene su vara aborrece a su hijo, pero el que lo ama busca corregirlo». Esto nos muestra que la disciplina es una forma de amor y cuidado hacia los hijos, y que el no corregir adecuadamente a los hijos puede ser perjudicial para su desarrollo.

¿Cómo deben los cristianos disciplinar a sus hijos?

Los padres cristianos tienen la responsabilidad de disciplinar a sus hijos según la Biblia. La disciplina debe ser con amor, firme y equilibrada. Los padres deben enseñar a sus hijos a obedecer a Dios, a respetar a los demás y a cuidar de sus propias acciones. La disciplina debe ser una parte de la vida diaria de los hijos, no una amenaza o un castigo. La Biblia nos enseña que la disciplina es una manera de enseñar a los hijos a amar a Dios y a obedecer a sus mandamientos.

La Biblia no dice explícitamente en qué parte de la Biblia dice que hay que corregir a los hijos, pero sí enseña que es importante guiarlos y estar pendientes de su comportamiento, inculcándoles buenos principios. La corrección es una forma de ayudar a los hijos a aprender y a actuar de acuerdo a las normas morales y éticas que se esperan de ellos.
La corrección debe ser firme, pero cariñosa, y debe estar basada en el amor y en el respeto mutuo. Se insta a los padres a buscar la sabiduría en las Escrituras para encontrar el balance correcto en la disciplina, para que pueda ser tanto efectiva como amorosa.