Siempre hay un gran debate sobre en qué medida nuestros padres influyen en nuestra vida y desarrollo. Sin embargo, es innegable que la crianza de los padres tiene un impacto significativo en nuestra autoestima y creencias sobre nosotros mismos.
Nunca eres suficiente
¿Te sientes seguro en tus habilidades o dudas de ti mismo en todo lo que haces? Tal vez sientas que nunca serás exitoso en la escuela, en el trabajo o como pareja. Creer que no eres lo suficientemente bueno puede ser una creencia tóxica que tus padres te inculcaron.
Los psicólogos explican que los padres tienen una gran influencia en el desarrollo de nuestra autoestima. Si tus padres fueron muy críticos contigo y tenían expectativas poco realistas, es probable que hayas internalizado esas críticas y las veas como verdaderas.
Estas creencias pueden provocar que evites la competencia, seas extremadamente sensible a los elogios y críticas, y aumenten rasgos de personalidad como el perfeccionismo.
Nunca ser lo suficientemente perfecto
Si tus padres eran controladores y exigentes, es posible que te hayan castigado o gritado si las cosas no salían como querían. Como resultado, es probable que tengas miedo de cometer errores y te esfuerces por alcanzar la perfección.
Un estudio mostró que las personas cuyos padres eran controladores tenían una mayor sensibilidad a cometer errores y tenían tendencia al perfeccionismo. Recuerda que esa voz crítica en tu cabeza no eres tú, son tus padres y están equivocados.
El amor es condicional
Todos merecemos ser amados sin importar lo que hagamos. Si crees que el amor es algo que debes ganarte, es probable que tus padres te hayan enseñado que el amor es condicional y que solo te amarán si cumples con sus expectativas.
Esta creencia puede afectar tus relaciones adultas, haciendo que busques complacer a los demás en lugar de establecer límites saludables y reconocer cuándo estás siendo manipulado o aprovechado. Debes recordar que mereces ser amado tal como eres, el resto es una creencia tóxica que tus padres te enseñaron.
Los niños deben ser vistos y no escuchados
Los padres tóxicos a menudo olvidan que los niños son seres humanos con pensamientos y opiniones. En lugar de alentarlos a hablar, intentan silenciarlos, lo que puede hacer que los niños crean que sus opiniones no son importantes.
Si fuiste un niño silenciado, es posible que tengas miedo de enfrentarte a conflictos, de no estar de acuerdo con los demás o de expresar tu opinión en un grupo. Estos comportamientos pueden derivar de la creencia aprendida de que no mereces tener voz.
Si te sientes identificado con alguno de estos comportamientos o creencias, recuerda que tus padres también cometieron errores y sufrieron. Sin embargo, eso no significa que debas sufrir para siempre.
Puedes embarcarte en un viaje de autodescubrimiento y sanación a través de terapias como la terapia cognitivo-conductual. Reemplaza esas creencias falsas y empoderadoras, porque tus padres estaban equivocados y mereces mejorar. Creemos en ti.